A mediados de los años 90, en La Casa del Pintor sabíamos que habíamos llegado a un punto clave. El mercado estaba cambiando, los clientes se volvían más exigentes y nosotros, como siempre, queríamos estar a la altura. No bastaba con seguir el camino que ya habíamos recorrido, necesitábamos dar un paso adelante. Más surtido, más cercanía, más respuesta. Y, de repente, todo encajó.
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Toggle1994: Un cambio estratégico
En 1994, tomamos una decisión importante que cambió nuestra dirección. Después de tres años con el Grupo Pyma, decidimos salir. Había diferencias estratégicas que nos empujaban a buscar algo nuevo. No fue un adiós, sino más bien un reencuentro con lo que queríamos hacer: seguir creciendo con nuestra propia identidad.
Fue entonces cuando entramos en Grupo Decomar, una central de compras que nos ofreció la flexibilidad que necesitábamos para seguir adelante. Y esa entrada no solo trajo ventajas comerciales, sino algo mucho más significativo: la oportunidad de crear nuestra propia fábrica de pinturas, Pinturas Guadiel.
La creación de Guadiel fue un cambio clave para nosotros. Nos permitió ofrecer productos con nuestra propia firma, hechos a medida de lo que nuestros clientes necesitaban. Ya no solo distribuíamos, también producíamos, y eso nos dio una ventaja significativa en el mercado.
1995: Caravaca, una nueva apertura
En 1995, nuestra expansión continuó. Abrió la tienda en Caravaca de la Cruz, un paso más en nuestro compromiso con el cliente, donde la cercanía seguía siendo nuestro principal valor. No solo queríamos vender pintura, queríamos formar parte de la comunidad, ser una referencia para los profesionales de la zona. Caravaca no era solo una apertura más, era una manera de acercarnos a nuevos clientes, de ofrecerles la misma calidad y atención que habíamos brindado siempre en Murcia.
1998 y 1999: Expansión hacia el corazón de la región
A finales de los 90, decidimos dar un paso más allá y abrir nuevas tiendas en zonas rurales, donde sabíamos que podíamos hacer una diferencia. En 1998, abrimos nuestra tienda en Cieza, una ciudad con un marcado carácter industrial y artesanal. Sabíamos que en Cieza había una necesidad de un servicio especializado, y allí llegamos con nuestra propuesta de valor: productos de calidad, asesoramiento personalizado y un equipo dispuesto a ayudar.
Un año después, en 1999, fue el turno de Yecla, otra ciudad clave, con un sector maderero muy importante. En Yecla, entendimos que nuestros productos no solo eran útiles, sino necesarios para los profesionales de la madera, quienes necesitaban soluciones específicas para sus proyectos. Así que, una vez más, fuimos allí con una oferta adaptada a las necesidades locales.
Un crecimiento regional que sigue sumando
Cada tienda que abrimos, cada decisión que tomamos, se basó en la misma premisa: estar más cerca del profesional. En nuestra historia, no solo se trata de abrir nuevos puntos de venta, sino de llegar a lugares donde realmente podamos aportar algo diferente. Ya sea en Caravaca, Cieza o Yecla, nuestra misión siempre ha sido la misma: ayudar a nuestros clientes a hacer mejor su trabajo, ofrecerles productos de calidad y estar siempre cerca de ellos.
El cambio a Grupo Decomar, la creación de Pinturas Guadiel, y nuestra expansión a Caravaca, Cieza y Yecla son solo algunos de los momentos que marcan este viaje. Pero, como siempre decimos, esto no ha hecho más que empezar. Porque en La Casa del Pintor sabemos que lo mejor aún está por venir.